viernes, 20 de marzo de 2009

It's just a big joke


Watchmen(2009)
Zack Snyder


El argumento arranca cuando un compañero de aventuras de los días idos, The Comedian, es brutalmente asesinado; la acción es juzgada por Rorschach como un complot para acabar con los antiguos superhéroes por lo que decide alertar a sus “amigos” e investigar, sin embargo, en ello descubre un plan mucho más grande y aparentemente siniestro. Esta situación obliga a los héroes a salir de su retiro para enfrentar no sólo esta aparente amenaza sino sus viejos traumas, rencillas y emociones dejadas atrás.


Curiosamente, la trama, pese a ser una cinta de héroes, contiene poca acción si tomamos en cuenta su duración (casi dos horas y media). Se trata del recorrido a través de un laberinto que cuestiona no sólo los dilemas morales de cada uno de estos personajes, sino de la humanidad misma, acosada por su propio e inconsciente deseo de autodestrucción. En este contexto, adentrarse en la mentalidad y sentimientos de cada uno de estos héroes, nos acerca más a su a su verdadera lucha, a su real conflicto: un héroe no puede vivir una vida normal, ya sea por convicción, prohibición o confinamiento… no importa si se tienen poderes o no; simplemente no está en su naturaleza.


Nuevamente y al igual que en 300, el espacio visual y todo lo que en él ocurre es harto empalagoso, con acciones sobredimensionadas no sólo por la dirección de arte, los efectos especiales, los múltiples planos y velocidades de la cámara, sino incluso por la actuación misma de los protagonistas, sus diálogos extraídos directamente del cómic y un guión brillantemente ejecutado que torna a la película empática, haciéndonos sentir y tratar de entender todo a flor de piel. En este sentido, Zack Snyder, director, logra un gran trabajo.


Al ser un objeto de culto y por muchos considerado como el mejor cómic de héroes de la historia (por exagerado que pueda sonar), Watchmen no es una película para todos los gustos, pues aseguro que habrá quienes salgan siendo fans de la obra mientras otros, los más recalcitrantes seguidores, pensarán que se perdió mucho en la transición a la pantalla grande (como la narración de “Bajo la máscara”, autobiografía de Hollie Mason, en la que se narran las vivencias de los superhéroes en su época dorada), pese a la enorme similitud de los cuadros de cine con los del cómic.


En este último contexto, Watchmen no es una película para pasar tranquilamente el fin de semana; sus implicaciones sociales y sicológicas son mucho más profundas de lo que podría contener cualquier producto épico del género, por lo que estoy seguro, que en un futuro cercano, más que una cinta de superhéroes de gran taquilla como lo fuera El Caballero de la Noche, Watchmen se convertirá en material de estudio para muchos análisis sobre el mito del héroe, sus implicaciones sociales y los dilemas humanos que ello conlleva.

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