¿Y donde quedó el piloto?

Y es que hasta Robert Hays (famoso protagonista de la seríe de películas ¿Y dónde quedó el piloto?) pudo haber salido más airoso que los "experimentados" pilotos del learjet de Mouriño.



No es mi intención faltar el respeto a los difuntos de la tragedia en la que muchos perdieron la vida, meramente deseo expresar mi sorpresa y (franca risa) ante las conversaciones recientemente publicadas de los pilotos que protagonizaron este accidente. Díganme ustedes si dicha plática no parece un chiste del famoso Polo Polo, con todo y las palabras rojas!



Piloto: Órale, la turbulencia de este

Copiloto: Ay, guey

Piloto: Ay, cabrón

Copiloto: Ay, cabrón

Piloto: Ay, ay ... Álvaro, ¿qué hacemos, Álvaro?

Copiloto: Déjamelo, déjamelo, déjamelo, déjamelo.

Piloto: Tuyo, Álvaro

Piloto: Hijos de tu puta madre

Piloto: No, Álvaro



Según la transcripción, en el ambiente se escucha un sonido similar a la alarma del alertador de pérdida de altura. Al mismo tiempo, suena la alarma del sistema alertador de proximidad contra el terreno:



Copiloto: ¡Diosito!



En ese momento se terminan la grabación.



Y aparentemente con esto se da por concluida una investigación que se dijo duraría hasta 11 meses. La verdad es clara: los pilotos no tenían ni mínima idea de cómo manejar una crísis, el resultado de su falta de pericia resultó en el incidente que ya todos conocemos. Creo que se pueden empezar a descartar las ideas de un asesinato por medio de sabotaje pues estamos frente a un evidente error humano.



Después de todo, será fácil echarle la culpa a los pilotos ahora que no tienen manera de fenderse.



Sólo en este país pueden suceder cosas tan tragicómicas y, la verdad sea dicha, no estabamos preparados para escuchar sobre un magno complot en contra del gobierno, o sobre un dramático accidente en el que el Secretario diera su vida por salvaguardar el bienestar de la nación. Cualquiera de esos escenarios habría sido muy terrible o muy glorioso para nuestro México de weyes, cabrones, y putas madres.